Los trece principios de la creencia wiccana constituyen un documento elaborado en 1974 que sintetiza las creencias y prácticas comunes a la mayoría de seguidores de alguna de las ramas del Paganismo. Si quieres saber algo más sobre su historia, te recomiendo esta entrada del blog que escribí hace ya unos años.
Tras analizar la introducción y los primeros cuatro principios de la creencia wiccana en esta otra entrada, ha llegado el momento de reflexionar sobre los cuatro siguientes. ¡Vamos allá!

Analizando los trece principios de la creencia wiccana
Quinto principio
Reconocemos tanto los mundos externos como los internos o psicológicos, también llamados mundos espirituales, el subconsciente colectivo, los planos internos, etc, y vemos en la interacción de estas dos dimensiones la base de los fenómenos paranormales y los ejercicios mágicos. No ponemos una dimensión sobre la otra, siendo ambas necesarias para nuestra auto-realización.
Los paganos creemos que el plano físico no es el único existente, sino que también existe una dimensión inmaterial de carácter espiritual que no puede ser percibida con los sentidos ordinarios. Esta dimensión inmaterial es concebida de muchas formas y por ello se hace alusión al inconsciente colectivo, a los diferentes planos de la existencia, al mundo astral…
Consideramos también que, al realizar una acción en el plano físico, dicha acción también repercute en la dimensión inmaterial y produce un cambio en la misma. Por eso muchos de nuestros ritos y ceremonias implican el uso de velas, inciensos, hierbas y otras herramientas.
Sexto principio
No reconocemos una jerarquía autoritaria, pero honramos a aquéllos que enseñan, respetamos a los que comparten su mayor conocimiento y sabiduría, y reconocemos a aquéllos que se han ofrecido valientemente para el liderazgo de la comunidad.
Los paganos no tenemos un representante máximo de nuestra religión, precisamente porque el Paganismo constituye una auténtica red de tradiciones, grupos y practicantes solitarios que, si bien tienen muchas cosas en común, también poseen diferencias entre sus creencias y prácticas. No obstante, es frecuente encontrar dentro de una tradición o un coven a personas encargadas de enseñar y formar al resto de integrantes. Si bien en algunos grupos existe cierta jerarquía a través de un sistema de grados que el aspirante va superando, no hay una estructura común a todos ellos por lo que, a grandes rasgos, el Paganismo se considera carente de jerarquías y estructuras.
De este punto puede hacerse una segunda lectura: cada tradición y cada coven son (a ojos de la comunidad pagana) tan válidos e importantes como los demás, independientemente de si son de creación reciente o de si tienen una larga trayectoria, de su número de integrante o de su presencia internacional. Compete a cada persona discernir la importancia o el interés de dicha tradición o coven.
Séptimo principio
Vemos la religión, la magia y la sabiduría de manera unificada en la percepción que del mundo tiene el individuo y de cómo lo vive, una filosofía y una visión del mundo que identificamos como Brujería, a la manera wiccana.
Los paganos integramos el trinomio religión-magia-sabiduría en nuestra forma de vida. Entendemos la religión como un sistema que incluye determinados comportamientos, creencias y prácticas; definimos la magia como la capacidad de alterar nuestra propia realidad mediante la energía, la intención y la emoción; y consideramos la sabiduría como el conjunto de conocimientos amplios y profundos que se adquieren mediante el estudio y la experiencia de la práctica espiritual.
Para muchos, los términos Brujería y Wicca son sinónimos, en cuanto a que las principales tradiciones wiccanas, como la Gardneriana y la Alejandrina, son herederas de antiguas prácticas de brujería tradicional que se han ido transmitiendo de generación en generación, las cuales han incluido en su liturgia y cuerpo ceremonial.
Octavo principio
Llamarse «brujo/a» no le hace a uno brujo/a, pero tampoco lo hace la herencia, ni la colección de títulos, grados o iniciaciones. Un/a brujo/a busca controlar las fuerzas dentro de sí mismo/a para hacer posible el vivir la vida sabiamente y sin dañar a otros, y en armonía con la naturaleza.
Los paganos reconocemos la existencia de diversos linajes y tradiciones, así como rangos y grados iniciáticos presentes en cada una de ellas, pero somos muy conscientes de que solamente la práctica constante confiere un título a una persona. Aquí el famoso refrán de Juan de Mal Lara cobra todo el sentido del mundo: del mismo modo que el hábito no hace al monje, una ceremonia de iniciación, un curso intensivo de fin de semana o un retiro espiritual no te transforma en brujo, chamán, wiccano o cualquier otro título que puedas imaginar.
Y es que no siempre lo que una persona manifiesta externamente se corresponde con su práctica interior. No por tener muchos títulos o por proceder de una familia pagana uno es más pagano que otro. Lo que verdaderamente te transforma en pagano es tu práctica constante y tu conexión con las fuerzas de la naturaleza, ¡nada más! Ahí se ocultan las enseñanzas y experiencias más reveladoras que uno pueda imaginar.
Si quieres leer el resto de entradas sobre los trece principios de la creencia wiccana, puedes hacerlo a través de los siguientes enlaces:
- Los trece principios de la creencia wiccana
- Analizando los trece principios de la creencia wiccana – Parte I
- Analizando los trece principios de la creencia wiccana – Parte II
- Analizando los trece principios de la creencia wiccana – Parte III
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