En esta entrada que escribí hace ya bastantes años os hablaba del extraordinario trabajo de síntesis que realizó el Concilio Americano de Brujos en 1974 al recoger en un documento las creencias y prácticas comunes a la mayoría de seguidores de alguna de las ramas del Paganismo. El resultado fueron los famosos trece principios de la creencia wiccana, bastante conocidos en la actualidad. ¿Pero qué implica cada uno de estos principios? ¿Cómo se interpretan cincuenta años después? Hoy os traigo una versión comentada este famoso tridecálogo. ¡Vamos con la primera parte!
Analizando los trece principios de la creencia wiccana
Introducción
Tratando de ser inclusivos, no deseamos exponernos a la destrucción de nuestro grupo por parte de aquellos individuos en búsqueda del poder o de filosofías y prácticas contradictorias a esos principios. Al tratar de excluir a aquellos cuyas formas son contrarias a las nuestras, no queremos negar la participación a cualquier persona que esté sinceramente interesada en nuestros conocimientos y creencias, independientemente de su raza, color, sexo, edad, nacionalidad, cultura o preferencia sexual.
A pesar de no formar parte del conjunto de principios, la introducción tiene una interesante llamada de atención en lo que a la diversidad de gentes paganas respecta. Comienza advirtiendo que aquellas personas e ideas que sean contrarias a los principios expuestos no son bien recibidas dentro de la comunidad pagana… y a continuación matiza la importancia de dicho rechazo: abrazar la diversidad.
Siendo unos principios tan poco restrictivos, es muy fácil identificarse con la mayoría de ellos. Quizá algunas personas puedan tener algunas ideas ligeramente diferentes, pero en general estos principios resumen con éxito el pensar y el sentir de la comunidad pagana. Y en dicha comunidad hay espacio para gente de todo tipo, tal y como se indica en la parte final de la introducción. Al fin y al cabo, ¡los paganos somos gente abierta y tolerante!
Primer principio
Practicamos ritos para armonizarnos con el ritmo natural de las fuerzas de la vida, que son marcadas por las fases de la Luna, los solsticios, equinoccios y las mitades de las estaciones.
Los paganos honramos la naturaleza y sus ciclos. Celebramos las diversas etapas de la vida (nacimiento, crecimiento, madurez, declive, muerte y renacimiento) que se suceden una y otra vez a lo largo del tiempo en una espiral sin fin. Reconocemos los ciclos de la naturaleza en el medio que nos rodea, en los árboles cercanos a nuestro hogar, en los animales que se dejan ver por nuestra zona y también en nosotros mismos. Todo está sometido al ciclo de la vida.
Prueba de ello es que muchas de nuestras ceremonias y festividades se alinean con el ciclo de la Luna y sus fases (especialmente los plenilunios y los novilunios), así como con el ciclo del Sol, representado en la Rueda del año pagana. Dicha Rueda es un calendario formado por ocho festividades (Samhain, Yule o solsticio de invierno, Imbolc, Ostara o equinoccio de primavera, Beltane, Litha o solsticio de verano, Lammas y Mabon o equinoccio de otoño) que tienen lugar aproximadamente cada seis semanas y que celebran los cambios en la naturaleza.
Segundo principio
Reconocemos que nuestra inteligencia nos otorga una responsabilidad especial sobre nuestro entorno. Buscamos vivir en armonía con la naturaleza, en un equilibrio ecológico que nos ofrezca tanto auto-realización como concienciación, dentro de una concepción evolutiva.
Los paganos reconocemos que, como seres humanos que somos, estamos dotados de inteligencia, razonamiento y consciencia. Esto nos hace responsables de nuestras acciones, especialmente de aquellas que afectan al medio en el que vivimos. Dado que nuestro culto se centra en la naturaleza y sus ciclos, es nuestro deber protegerla y cuidarla para asegurar la continuidad de su existencia.
En otras palabras, debemos velar por la integridad de nuestro planeta y todas sus criaturas como el gran ecosistema vivo que es. Y esto nos lleva a disfrutar de nuestra vida y realizar todo cuanto deseamos, pero siempre respetando el medio que nos rodea y a los seres que en él habitan. Hemos de ser conscientes de que no somos los únicos seres en la Tierra y que esta no es un regalo de nuestros padres, sino una herencia que dejamos a nuestros hijos.
Tercer principio
Reconocemos que existe un poder mucho mayor que el que posee la persona media. Debido a que es mucho mayor de lo habitual, a veces se le llama «sobrenatural», pero nosotros lo concebimos como algo dentro de cada uno que es naturalmente potencial en todas las personas.
Los paganos creemos que existen energías complejas de entender por no poder ser percibidas por completo a través de los cinco sentidos. Dichas energías pueden ser alineadas junto a nuestros pensamientos, intenciones y sentimientos para alterar nuestra realidad. Es lo que muchas personas conocen como «magia», que puede ser definida como el arte de centrar y canalizar la energía, la voluntad y las emociones de uno mismo para generar un cambio tanto en el mundo a nuestro alrededor como en nuestro propio mundo interior.
La capacidad de cambiar la realidad a nuestra voluntad, siempre dentro de unos límites, no es algo exclusivo de los paganos, sino que cualquier persona es capaz de hacerlo bajo las circunstancias adecuadas. Es por eso por lo que consideramos esta habilidad como algo naturalmente potencial en todas las personas.
Cuarto principio
Concebimos el poder creador del universo como algo que se manifiesta en las polaridades masculinas y femeninas, y que este mismo poder creador se encuentra en todas las personas, y funciona a través de la interacción de lo masculino y lo femenino. No ponemos uno por encima del otro, sabiendo que ambos se complementan. Valoramos el sexo como algo placentero y también como símbolo y creación de vida, así como es una de las fuentes de energía usadas en la práctica mágica y en el culto religioso.
Los paganos consideramos que todo procede de la unión alquímica de lo masculino y lo femenino, los cuales son los extremos polarizados de la energía, que se complementan entre sí y dan lugar a la creación. Por tanto, todo cuanto existe alberga en su interior ambas polaridades, no existiendo algo exclusivamente masculino o femenino.
Dado el valor que se concede a los ciclos de la naturaleza y la inherente fertilidad de la misma que se refleja en todas sus criaturas, no consideramos el sexo como un tema tabú. Para nosotros el sexo es algo tan placentero como sagrado, pues a través de él podemos disfrutar y generar vida. Por ello, hay quienes incluyen el sexo como herramienta para generar energía en los rituales, siempre contando con el consentimiento de la/s otra/s personas y dejando muy claro qué se hará. Si bien esto invita a pensar en mil escenarios posibles, la realidad es que en la gran mayoría de los casos este tipo de prácticas se da entre los miembros de una pareja pagana y no en grupo.
Si quieres leer el resto de entradas sobre los trece principios de la creencia wiccana, puedes hacerlo a través de los siguientes enlaces:
- Los trece principios de la creencia wiccana
- Analizando los 13 principios de la creencia wiccana – Parte I
- Analizando los 13 principios de la creencia wiccana – Parte II
- Analizando los 13 principios de la creencia wiccana – Parte III
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Muy interesante, gracias por compartir. La verdad yo recién inicio en la Wicca y me sirvió mucho tu aporte.
¡Muchas gracias por tus palabras, Elizabeth!
Nuhmen ~