Los siete principios herméticos
Los siete principios herméticos

Los siete principios herméticos

Los siete principios herméticos constituyen un heptálogo que, para muchas personas, explica las leyes del universo. Si bien están ligados al Hermetismo, estos principios pueden ser útiles para comprender el funcionamiento de la magia y la energía, además del por qué de ciertas correspondencias, acciones y pensamientos, independientemente del sendero que sigas.

A continuación podrás encontrar una pequeña introducción a los siete principios herméticos, que se encuentran ampliamente desarrollados en el Kybalion, un documento cuya autoría se debe a un grupo anónimo de personas autodenominados Los Tres Iniciados y que contiene el conjunto de enseñanzas de la filosofía hermética.

1. Principio del mentalismo

El todo es mente. El universo es mental.

El primero de los siete principios herméticos encierra la verdad de que todo es mente. Explica que el todo, que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de universo material, fenómenos de la vida, materia, energía… es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente. Por tanto, explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y el cómo y el porqué todas estas están subordinadas al dominio de la mente.

2. Principio de correspondencia

Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.

El segundo principio afirma que hay siempre una cierta correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los varios estados del ser y de la vida. Hay muchos planos de la existencia que no conocemos pero, al realizar una acción en un plano conocido, se generan cambios en el resto de planos. Al aplicar esta ley de correspondencia los planos físico, mental, espiritual… mucho de lo que de otra manera nos sería incomprensible se hace claro a nuestra conciencia.

3. Principio de vibración

Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.

El tercer principio manifiesta que todo está en movimiento, de que nada permanece inmóvil, ideas que confirma por su parte la ciencia moderna al explicar la composición de la materia, en la que los electrones están continuamente en movimiento, aportando energía a todo cuanto percibimos. El Universo está en permanente cambio y lo único que no cambia es el cambio en sí mismo. Por ello, todo se encuentra sometido a ciclos o está en constante evolución.

4. Principio de la polaridad

Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades todas las paradojas pueden reconciliarse.

El cuarto principio explica que en todo cuanto existe hay dos polos, dos aspectos, y que los opuestos no son más que los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia simplemente en el grado o la polaridad de su esencia. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, siendo la diferencia una variación de la temperatura. Mira un termómetro y trata de averiguar dónde empieza el calor y donde termina el frío. No hay nada que sea calor o frío absoluto en realidad. El mismo principio se manifiesta en la luz y la oscuridad.

5. Principio del ritmo

Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.

El quinto principio postula que todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta, una oscilación entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad. Siempre hay una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. Así, todo queda regido por una pauta rítmica que fluye entre dos conceptos opuestos, de forma que primero se dirige hacia uno y luego hacia el otro.

6. Principio de causa y efecto

Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre dado a una ley no conocida.

El sexto principio encierra la verdad de que todo efecto tiene su causa, y toda causa su efecto. Afirma que nada ocurre casualmente y que todo ocurre conforme a la Ley. Si bien existen muchos planos de existencia, ninguno está regido por el azar, de modo que para generar un cambio en nuestra vida o en el medio que nos rodea, es importante establecer una correlación entre el efecto deseado y las causas que han de generarse para lograrlo.

7. Principio de generación

La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos.

El último de los siete principios herméticos afirma que la generación se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino, y no solamente en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual. Por tanto, ninguna creación física, mental o espiritual es posible sin este principio, que obra siempre en el sentido de generar, regenerar y crear. Además, cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio y, por tanto, puede poner en marcha su poder creativo.

Si tienes curiosidad por leer el texto completo del Kybalion, puedes descargarlo en pdf de este enlace.


Imagen de InspiredImages en Pixabay.


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