Extensos campos dorados repletos de grano maduro se extienden durante la época de Lammas. Ha llegado el momento de la primera cosecha de la Rueda del Año y las energías de la abundancia impregnan nuestras vidas. ¿Cómo se celebra este momento de la Rueda del año según diferentes tradiciones paganas? ¿Cómo nos afectan las energías regentes de esta época? ¿Cómo honramos la unión de las aguas y el Sol en este momento tan especial? Cada persona lo vive de una forma muy particular, ofreciendo una infinidad de posibilidades de comprender y celebrar esta festividad. A continuación te invitamos a descubrir qué significa Lammas para nosotros a través de estas reflexiones. ¡Esperamos que las disfrutes!
Reflexiones en torno a Lammas
Una reflexión de Nuhmen Delos
Justo en mitad del verano, Lammas me recuerda que mi estación favorita se aproxima lenta e inexorablemente. A pesar de que los días son largos y cálidos, el Sol comienza a ponerse antes y las temperaturas pueden bajar considerablemente alguna que otra noche. Es por ello por lo que, en mitad de la celebración de la abundancia de la primera cosecha, también tengo presente que en el regocijo de la vida también se encuentra la sombra de la muerte. Al fin y al cabo, una semilla es aquello que ha de desprenderse de la planta, y aparentemente morir, para renacer.
Estos días del año son para mí un momento de plenitud. La festividad de Lammas me inspira un tiempo de calma y contemplación para disfrutar de todo lo que he ido cuidando con cariño y esmero durante los pasados meses y que ahora me toca recoger. Debido al período vacacional, Lammas es la época perfecta para reforzar los vínculos con las personas que considero importantes en mi vida, ya que nos resulta mucho más fácil encontrar un hueco para quedar. Y quizá lo más importante para mí de estas fechas sea la gratitud. No solemos expresarla muy a menudo y considero que recordar a nuestros seres queridos lo importantes que son en nuestras vidas, hacerles conscientes de todo lo que nos aportan o decirles lo mucho que agradecemos algo que hayan hecho por nosotros puede ser un gesto entrañable. En una sociedad fría, competitiva y distante, siento que hacer esto es una buena apuesta por la comunicación, el afecto y el cariño entre las personas.
Para traer a mi hogar la esencia de Lammas, suelo decorar el altar con tonos amarillos y dorados en alusión a los rayos del Sol y el grano maduro. Elementos como frutos de la temporada, semillas, espigas de trigo o incluso el pan que voy a consumir durante ese día suelen estar también en el altar, ya que éste es algo vivo y que refleja mi día a día y cómo integro las energías de la estación. Por último, suelo colocar algunas imágenes que representan este momento de cosecha y abundancia en las estanterías de mi casa. El Sol filtrándose por la ventana y el humo del incienso iluminado por sus rayos terminan creando la atmósfera perfecta. Para mí, ésa es la esencia de Lammas.
Una reflexión de Bóreos
Esta festividad es la celebración cascarilla para mí y mis amigos de mi antiguo coven. No siempre podíamos reunirnos para celebrarla debido a que durante el verano no todos estábamos en el mismo lugar, fuera por vacaciones, viajes, o cualquier otra cosa. Y este es el principal recuerdo que me evoca esta festividad, un tiempo para ser más laxos con nuestros quehaceres y deberes. Los años en los que era posible, algunos de nosotros nos reuníamos de manera mucho más informal que de costumbre y hacíamos cualquier cosa en casa de mis amigos los gemelos, o en la playa junto a su casa: algunas palabras o un acto simbólico. No sé si fue un único año o alguno más, pero en algún momento hicimos pan con tomate y un poco de jamón serrano, y decidimos que sería nuestra tradición, y aunque no la hemos continuado siempre, ese día me recuerda a esa comida.
El primer Lammas que celebré me pilló en un pueblecito cerca de Londres, llamado Bushey, mientras estaba cursando una beca para practicar inglés, en el verano de 2005. Recuerdo mi preocupación por estar lejos de mi coven y no poder celebrar con ellos, pero unos días antes, visitando la ciudad de St. Albans, entré en una tienda esotérica donde una amable señora me atendió y me dijo que no me preocupase, que lo único verdaderamente necesario para celebrar esa festividad era pensar en todas las bendiciones recibidas y dar gracias a la naturaleza. Y qué razón tenía. Desde entonces, los años que se me hace difícil montar algo más elaborado, recuerdo aquellas palabras y les hago caso.
Una reflexión de Cris Nenufar
Lammas, o Lugnasadh es en la Tradición de la Diosa el portal de la Madre, a quien en la península llamamos Cibeles-Metragirta.
Las espigas doradas, símbolo de Metragirta, surgen de la tierra anunciando que la cosecha ya está lista para ser recogida. La tierra nos ha bendecido con sus dones, y gracias a esto la tribu sobrevivirá a la época del frío. En la actualidad, sobre todo para quienes viven en ciudades de países desarrollados, conseguir alimento es tan sencillo como cruzar la acera e ir al supermercado. Pero antaño, la cosecha era algo fundamental en la vida de las gentes, pues determinaba algo tan crucial como la supervivencia de la comunidad.
Así pues, en nuestra época la cosecha es más bien simbólica. Es el tiempo de repasar cómo ha ido nuestro ciclo, y comprobar qué semillas, de todas las que plantamos en Imbolc, han crecido y dado fruto. ¿Qué proyectos han salido adelante? ¿Qué hemos conseguido?
A veces parece que no tenemos nada que celebrar, pues puede que haya sido un año duro ―en lo económico, en la salud, en el amor, etc.― pero si miramos a nuestro alrededor, siempre habrá pequeños detalles por los que sentirse agradecidos. Porque esta es la época de la gratitud, de hacernos conscientes tanto de los grandes logros como de todos aquellos dones que están presentes en nuestra vida.
Metragirta nos recuerda además la importancia de la comunidad, de los lazos y los vínculos entre personas. El ser humano necesita de los demás para sobrevivir, y también debe involucrarse con otros y aportar al clan. La Diosa nos invita a estrechar estos lazos, a celebrarlos y a honrarlos. Tómate unos instantes para pensar qué personas tienes a tu alrededor y cómo su presencia es un pilar básico en tu vida.
Es época de conmemorar a nuestras madres ―biológicas o no, madre es quien materna, recordémoslo―. Si no tienes una buena relación con ella o no la has conocido, piensa en las mujeres de tu vida que te han cuidado y ayudado. ¿Una abuela, tía, hermana? ¿Una profesora? Celebrar a la madre significa celebrar la maternidad no sólo en su sentido más literal. Somos la madre de nuestra vida, y nuestros proyectos son nuestros hijos. Debemos asumir esto con la madurez de personas adultas, y responsabilizarnos por tanto de nuestras propias vidas. Piensa en los proyectos que este año has “dado a luz”, y, una vez más, agradécelos.
Gracias a Bóreos y Cris Nenúfar por animaros a participar en este proyecto y compartir vuestros pensamientos en torno a esta festividad. Sin vosotros, esto no hubiera sido posible.
Y a ti, que has leído nuestras reflexiones sobre esta Sabbat, te deseo un muy feliz Lammas. Si quieres descubrir el resto de entradas de Zona Arcana sobre esta festividad, puedes encontrarlas aquí.