Cuando se diseña una ceremonia o un ritual, lo habitual es organizarla en torno a aquello que se quiere conseguir. Se eligen cuidadosamente todos los elementos, acciones y correspondencias a incluir en el mismo, se siguen los pasos adecuados, se lleva a cabo el ritual… y algo falla.
No se obtienen los resultados esperados o simplemente no funciona. Y es que a veces se olvidan cuatro principios fundamentales que constituyen la base de todo acto mágico y que auguran el éxito del mismo. Dichos principios son el Saber, el Querer, el Osar y el Callar, que juntos forman la llamada pirámide de los brujos.
¿Qué es la pirámide de los brujos?
La pirámide de los brujos es un concepto que engloba los cuatro principios básicos que han de regir cualquier trabajo mágico. Dichos principios constituyen una metodología a seguir en cuatro pasos o acciones aparentemente simples, pero que poseen numerosas implicaciones a efectos prácticos. De hecho, cuanto más trabajamos con la pirámide de los brujos, más compleja se vuelve al comprender la profundidad y la importancia de Saber, Querer, Osar y Callar en nuestra práctica mágica.
El origen de la pirámide de los brujos es desconocido. Dado que la esencia de este concepto es tratada por Agrippa en su Filosofìa Oculta y por Eliphas Levi en Dogma y Ritual de la Alta Magia, parece ser que podría estar vinculada a la magia ceremonial o al Hermetismo. Sin embargo, no hay demasiada información al respecto.
Pese a que estos principios se han erigido de forma consistente a lo largo de siglos, no siempre han sido denominados con el mismo nombre y se dice que inicialmente se conocían como los poderes o virtudes de la esfinge. Con el paso del tiempo, fueron adoptando diferentes denominaciones, como los cuatro verbos del mago, los cuatro pilares de la magia o la pirámide de los brujos. Es frecuente encontrar estos dos últimos términos como sinónimos, aunque también se denomina como pirámide de los brujos al conjunto de los cuatro principios y pilares de la magia a cada uno de dichos principios por separado. De esta forma, podría decirse que la pirámide de los brujos se asienta sobre los pilares de la magia.
Saber
El Saber está asociado al elemento Aire, y rige sobre temas como el intelecto, el razonamiento, la sabiduría y el conocimiento. Para que un acto mágico sea llevado a cabo con éxito, es necesario saber qué queremos obtener, analizar el procedimiento a seguir, preguntarnos el porqué de cada acción y elegir las correspondencias más adecuadas para ello. Todo esto se consigue leyendo, intercambiando experiencias, estudiando y reflexionando acerca de lo aprendido para llevarlo a la práctica.
Querer
El Querer se encuentra vinculado al elemento Fuego* y se asocia a la pasión, a la energía, a la fuerza y las ganas que ponemos al realizar un trabajo mágico. No sólo debemos saber cómo realizarlo, sino que debemos sentir el deseo expansivo y exaltado de conseguir nuestro objetivo impregnando cada parte de nuestro ser. Ese deseo prende la chispa de la acción que mueve las energías, potencia nuestro poder y nos lleva al éxito, a materializar nuestros sueños y cumplir nuestros objetivos.
Osar
El Osar está asociado al elemento Agua* y, como tal, está vinculado a los sentimientos, las emociones y la firme convicción de que las cosas saldrán bien. Es el momento de lanzarnos al agua, realizar nuestro acto mágico y dejar que las circunstancias fluyen a nuestro favor. No sólo hay que saber cómo hacer las cosas y potenciarlas con nuestro deseo: también hay que dejar a un lado nuestros miedos y temores para atrevernos a realizar un ritual sabiendo que todo saldrá conforme a lo planeado.
Callar
El Callar queda ligado al elemento Tierra y rige la estabilidad, la paciencia y la prosperidad. Una vez que hemos llevado a cabo nuestro trabajo mágico, hay guardar silencio hasta que se materialice en el plano físico. Nuestras energías, deseos e emociones no son las únicas existentes en el Universo y puede ocurrir que al verbalizarlas entren en conflicto con las de otra persona y nuestro acto mágico quede desestabilizado. Por ello, es necesario ejercitar la paciencia y callar hasta que todo haya terminado.
Estos son los cuatro pilares de la magia sobre los que se asienta la pirámide de los brujos. Si bien son tenidos en cuenta por una gran cantidad de personas que practican alguna forma de magia o brujería, es necesario recordar que se trata de orientaciones y no de dogmas. Si alguna vez uno de tus rituales falla, nunca estaría de más revisarlo a la luz de estos principios para analizar qué ha podido suceder y cómo solventar el error en el futuro.
* Para algunas personas, el Osar está asociado al Fuego, intercambiándose con el Querer en cuanto a sus características. Ambas afirmaciones son correctas y depende de cada persona y su trabajo personal el vincularlo a uno u otro elemento.
Imagen de Nuhmen Delos para Zona Arcana.