Cuando el estudiante está preparado… el maestro aparece
Cuando el estudiante está preparado… el maestro aparece

Cuando el estudiante está preparado… el maestro aparece

Por Christopher Penczak, publicado originalmente en templeofwitchcraft.org, editado por Tina Whittle y traducido por Nuhmen Delos.

No hace mucho, tuve una conversación con un buen amigo sobre su frustración porque, a pesar de estar bastante avanzado en un camino metafísico/espiritual, realizando un trabajo maravilloso de sanación y adivinación, aún no tenía un verdadero mentor o maestro. Describió una serie de situaciones poco saludables que terminaron en decepción con las que pude empatizar.

Si bien he tenido la suerte de contar con excelentes profesores, algunos mentores informales y compañeros increíbles, también he tenido relaciones poco saludables con mentores y profesores. Y, siendo sincero, he tenido relaciones muy especiales con estudiantes, y también he tenido algunas relaciones tóxicas con ellos que podría haber gestionado mejor. Y es que enseñar a una gran variedad de estudiantes desde 1997 ofrece mucho espacio para el crecimiento y el desarrollo, y a menudo cambia lo que uno puede y no puede ofrecer a un estudiante.

Al pensar en la experiencia de mi amigo, algo que observé es que quizás pocas, o ninguna, de esas personas de las que hablaba fueron sus verdaderos profesores en algún momento, y quienes fueron mentores para él quizá no lo sabían realmente, así que quizás tampoco lo eran.

Otro amigo, Chris Giroux, habla a menudo de cómo en Occidente idealizamos a los maestros en el contexto espiritual, y eso causa muchos problemas. Se refería específicamente a los occidentales que buscan un maestro oriental, pero que carecen del contexto necesario para comprender esa relación. Como maestro de Brujería, diría que quienes pertenecen a las tradiciones ocultistas occidentales, fusionadas hoy con el mundo de la Nueva Era y la Salud Holística, también carecen de límites, comprensión y contexto entre maestro y alumno. A menudo no reconocemos formalmente las enseñanzas y las relaciones de mentoría, ni nos preguntamos qué significan para cada uno de nosotros.

Muchos deseamos que suceda de forma natural, pero eso suele ser un código inconsciente para no preguntar ni aclarar, y luego enojarnos cuando no resulta como deseamos. Confundimos preguntar y aclarar con ser demasiado formal, demasiado rígido o demasiado tenso en nuestro intento de romper el dogma de las tradiciones dominantes. Lo entiendo, pero cuando la relación es demasiado laxa, es tan difícil como cuando es demasiado estricta, pero de manera diferente. Vinculado a esta búsqueda de educación está el deseo de ser aceptado, de pertenecer y, para muchos, de encontrar un sentido de familia espiritual, o si no familia, de tribu. Sin embargo, cuando no se crece en una cultura tribal, esa palabra también puede romantizarse y tener múltiples significados.

La educación mágica puede compararse con la educación en cualquier otro arte o filosofía, pero las artes formales cuentan con más instituciones, más tradiciones arraigadas y más vínculos con el pasado que la metafísica moderna. Podemos citar la Historia pero, a efectos prácticos, somos culturalmente muy jóvenes. Las disciplinas artísticas clásicas pueden tener el mismo problema que las religiones formales, siendo demasiado rígidas y dogmáticas para algunos, pero ofrecen un espacio para transmitir las tradiciones y la información, con la esperanza de inspirar lo nuevo y preservar lo antiguo. La mayoría de las personas pertenecientes al mundo del arte, la danza, la música y el teatro que han recibido educación formal y han sido guiadas por mentores reconocen esa verdad y pueden transmitirla a otros.

La Nueva Era y el Neopaganismo a menudo borran su pasado y se reinventan constantemente, por lo que no hay un sentido de continuidad, legado ni obligación hacia nadie. Pocas personas reconocen a figuras como Helena Blavatsky o Alice Bailey, centrándose a menudo en su propia canalización y en la creación de nuevos contenidos. Muchos paganos buscan romper con sus tradiciones ocultistas y mistéricas en favor de un reconstruccionismo puramente pagano, pero luego se separan cuando el grupo no encaja con su idea del lo que es un pasado auténtico. Además, la corriente del individualismo acuariano dificulta enormemente esas relaciones, ya que los estudiantes anhelan la guía de un mentor, pero también la rechazan en detrimento de su propia opinión, lo cual se agrava con ciertos aspectos del capitalismo y la fama, ya sean reales o imaginarios, debido a que las redes sociales no hacen más que magnificar estos problemas ya existentes. Esto facilita que estudiantes y profesores se sientan en competencia, especialmente si ambos son profesionales o aspiran a serlo. En realidad, es una etapa del proceso en la que alguien está completamente capacitado y necesita volar del nido. Sin embargo, hoy en día muchas personas atraviesan esta etapa prematuramente, sin recibir formación completa, pero creyéndose la ilusión de estar preparadas gracias al éxito económico o social, o al reconocimiento. Un buen maestro o mentor debe crear ese espacio para el estudiante, y la mayoría no puede. Cuando no lo reconocen, se comportan de forma inapropiada. Las artes formales pueden tener los mismos problemas, pero cuentan con una subcultura potencialmente más sana o al menos consolidada, mientras que nosotros tenemos menos recursos y, a menudo, estamos desarraigados con lo que tenemos.

Los psíquicos, sanadores, magos y cartomantes con talento no son necesariamente maestros y mentores con talento. A veces confundimos la habilidad con la sabiduría, o incluso con el conocimiento. La mayoría de las personas no saben cómo transmitir lo que saben, ni tampoco crear un espacio para el aprendizaje. A menudo hay motivos variados e inconscientes que inicialmente surgen del deseo de ayudar y hacer el bien, pero también de la falta de un marco que establezca límites o de un buen mentor con quien comunicarse y en quien inspirarse. No hay responsabilidad hacia una comunidad más amplia, ni un sentido claro de identidad. Es fácil que surjan conflictos con sus estudiantes, ya que creen tener la razón y que el éste está equivocado. Así, los maestros se adentran más en su ego y pierden de vista sus principios fundamentales, pues estos no los guiaban desde un principio, sino solo una vaga intención de querer ayudar.

A veces necesitamos tener una conversación explícita donde alguien diga: «Por favor, sé mi maestro/mentor«, y haya un acuerdo y un debate posterior sobre lo que esto significa, cuáles son las expectativas por ambas partes, la duración del compromiso y qué implica tanto a nivel personal, como espiritual y kármico. Hoy en día, somos informales y con una tendencia a actuar basada en el laissez-faire. La falta de acuerdos y límites conduce a malentendidos, suposiciones y resentimientos. Incluso cuando se tienen esas conversaciones, se pueden generar malentendidos, suposiciones y resentimientospero, con una comunicación clara, hay más probabilidades de forjar una relación sana.

Me encanta que gran parte de mi educación inicial fuera claramente transaccional. Esta es una clase. Este es el precio, el temario y las fechas. Lo tomas o lo dejas. No nos considerábamos amigos ni colegas. Amistosos, sí, pero no íntimos hasta que nos hicimos iguales. Intento mantener ese modelo. En el ámbito académico, he tenido que suspender a amigos y aprobar a gente que no me gustaba, pero la estructura dejaba clara la transacción. El pago no funciona para muchas tradiciones y maestros, y lo entiendo perfectamente, pero siempre habrá un intercambio y, si este no es claro, se volverá desequilibrado e inconsciente. Recuerdo bromear con el autor y maestro Storm Faerywolf, y ambos estábamos de acuerdo con que se paga de una forma u otra, así que es mejor saber de antemano cuál es el pago. Algunos buscan el pago en lealtad, obediencia, regalos o favores especiales.

Existen algunos pilares y mecanismos psicológicos básicos en la relación espiritual entre maestro y alumno que los buenos maestros reconocen, incluso si no tienen nombres formales para cada etapa. Las escuelas orientales y occidentales difieren, y las tradiciones de Brujería y las escuelas de sanación también, pero los buenos reconocen un proceso con un inicio, un desarrollo y un desenlace claros. Podemos asumir inconscientemente que nuestros maestros y mentores conocen el proceso, y cuando descubrimos que realmente improvisaban y no tenían ni idea, podemos sentirnos traicionados o, al menos, desatendidos.

En algunas tradiciones espirituales, hay muchas cosas que se pueden enseñar académicamente, pero que se aprenden culturalmente observando y practicando. El proceso de pasar tiempo con un maestro en la vida cotidiana transmite gran parte de la aplicación de las tradiciones. Esto es difícil en nuestros mundos virtuales y modelos académicos, y, cuando se busca, a menudo conduce a la ruptura de límites por parte del alumno o al abuso de autoridad por parte del maestro.

Algunas cosas no se transmiten simplemente culturalmente, sino espiritualmente por la sola presencia de un maestro más iluminado, consciente de su rol. En muchas tradiciones, se requiere la proximidad física con el maestro, ya que el estudiante está bajo su protección mientras atraviesa su proceso de sanación y empoderamiento, y estar más allá de su protección energética puede interrumpir el proceso o requerir rituales y amuletos.

Muchos maestros y mentores asumirán que tu formación y proceso serán los mismos que los suyos. A veces, los programas educativos más grandes y los grupos tradicionales no pueden variar demasiado según las circunstancias particulares, por lo que no son compatibles. Los mentores a menudo no saben qué hacer en una crisis espiritual, aunque inconscientemente esperamos que tengan las habilidades de un consejero o trabajador social. Muchos son buenos adivinos que se ven abrumados o se meten en líos con estudiantes que tienen un inmenso talento natural.

Muchos de los que se convierten en mentores y maestros nunca tuvieron talento realmente, por lo que quieren darte lo que les faltaba, pero no siempre saben cómo hacerlo. Algunos llegan a esto con una profunda experiencia, y dicha experiencia se convierte en su credencial para enseñar y hablar. Y, aunque eso está bien, no necesariamente prepara a uno para ser maestro o sanador. Muchos han sanado su infancia de manera muy personal o tienen una amplia visión transpersonal del futuro, lo que les hace creer que pueden trabajar con personas gracias a estas experiencias, pero son totalmente incapaces de lidiar con el día a día de los estudiantes, ya que carecen del trabajo interpersonal y la formación necesarias para trabajar bien con los demás. Proyectan las particularidades de su proceso en los demás y se molestan cuando no responden como ellos, ya que les hace pensar que su proceso podría ser defectuoso o inválido, pero lo niegan y luego culpan al estudiante. Si usaran una base más universal, permitiría mayor variedad. Honestamente, esto pone a muchas personas bienintencionadas en una posición que podría dañar a otros sin siquiera darse cuenta, creyendo que están haciendo el bien. Incluso un maestro con experiencia comete errores y causa daño de vez en cuando. Yo sé que lo he hecho. Sé que ha habido momentos en los que podría haber gestionado mejor las cosas y no lo hice, o en los que malinterpreté las circunstancias. Hay mucha proyección inconsciente en las relaciones de enseñanza y mentoría por ambas partes, y poca comprensión sobre cómo reconocerla y desenredarla.

Algunos maestros tienen reglas conscientes e inconscientes, como que solo se puede preguntar al maestro y no a otro, ni solicitar una sesión de sanación o una lectura a otra persona. Eso siempre me pareció gracioso, pero muchos maestros tradicionales y de buena reputación prohíben a un estudiante salirse del proceso que supervisan mientras reciben formación intensiva o sanación. Aunque no es mi estilo, lo he visto a menudo y no estoy en desacuerdo en esas circunstancias. Pero si no se habla de ello, parece que el maestro tiene celos de otros maestros.

El desarrollo del ego es parte del entrenamiento mágico, al igual que su transformación e integración. Gran parte de la exposición pública de nuestro Arte en redes sociales cortocircuita este proceso tanto para el maestro como para el alumno. Un maestro que nunca lo experimenta difícilmente puede ayudar a un alumno que necesita hacerlo.

He tenido muchos estudiantes que se han marchado enojados por diversas razones, y mediante diferentes estructuras y acuerdos, he mejorado en intentar explicarlo antes de empezar. He tenido que aprender que no puedo ser todo para todos, que no soy compatible con todos y que no debería intentar serlo. A medida que nuestra comunidad crece, soy más específico en lo que puedo y no puedo ofrecer. He intentado sanar mis propias nociones románticas sobre lo que significa la mentoría y la enseñanza. He intentado dar a estudiantes «especiales» (aquellos con talento innato, pasión intensa o personas que me gustaban especialmente o con las que sentía una conexión kármica) lo que yo hubiera deseado o lo que pedían, pero estas situaciones solían acabar en desastre. Cuanto más personal era la relación y menos límites había, peor se ponía. Algunos incluso llegaron a graduarse, y pensé que flexibilicé los límites en el momento oportuno, solo para darme cuenta de que había muchos malentendidos. Porque, aunque siento que comuniqué las cosas, nunca supe realmente si se habían comprendido.

Si has tenido experiencias decepcionantes, confusas o terribles, como estudiante o como profesor, no estás solo. La clave de cualquier experiencia es comprender que a menudo aprendemos tanto de lo terrible como de lo maravilloso, aunque no sea tan divertido. Recuerda también que he tenido maestros y alumnos que consideraba terribles, y a menudo me reencontré con ellos o me reconcilié en un punto posterior del camino. Todo es aprendizaje. Todo es crecimiento. Todo es el altibajo del camino tortuoso. Mantén el ánimo y sigue adelante. Es noble buscar lo que no sabes. Es noble compartir lo que sabes. Intenta ser cada vez más hábil en tu aprendizaje, enseñanza y crecimiento a medida que avanzas.


Artículo traducido con permiso del autor.


Imagen de Isaac Taylor en Pexels.

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2 comentarios

  1. Sandra

    ¡Qué artículo tan bueno! Gracias por traducirlo Nuhmen. Las relaciones entre mentor-alumno no son fáciles, que yo sea una experta en tarot y sea buenísima, por ejemplo, no me convierte en buena profesora. Veo mucha confusión con esto en redes. Y no sólo hay que saber transmitir y enseñar, también en el vínculo pasan cosas que hay que saber gestionar cada uno como buenamente pueda y sepa.

    1. Sandra, ¡muchas gracias por tu comentario! Cuando leí el artículo, no pude evitar pedirle permiso a Christopher Penczak para traducirlo porque me pareció muy interesante.
      Como docente profesional, estoy muy de acuerdo con lo que dices. Para enseñar algo no solo hace falta ser muy bueno en ello, sino tener las capacidades pedagógicas necesarias para transmitirlo y asegurarse de que es comprendido. En estos mundillo espirituales hay mucha confusión a ese respecto y de ahí que haya cursos impartidos por gente experta en su materia que terminan siendo un desastre… o gente que termina una formación y se cree súper preparada, cuando realmente no lo está por no haber tenido un buen maestro/mentor.

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