Reflexiones en torno a Beltane
Reflexiones en torno a Beltane

Reflexiones en torno a Beltane

La pasión y el amor inundan nuestras vidas durante la época de Beltane para dar rienda suelta al gozo, la entrega y el deleite. Esto es algo muy importante para las gentes paganas, quienes consideran que todo acto de amor y placer es un ritual sagrado. ¿Cómo se celebra este momento de la Rueda del año? ¿Qué energías nos mueven durante esta época? ¿Qué importancia tiene para los paganos el quererse? Cada persona lo vive de una forma muy particular, ofreciendo una infinidad de posibilidades de comprender y celebrar esta festividad. A continuación te invitamos a descubrir qué significa Beltane para nosotros a través de estas reflexiones. ¡Esperamos que las disfrutes!

Reflexiones en torno a Beltane

Una reflexión de Nuhmen Delos

Las energías de Beltane suelen despertar en mí un sentimiento de entrega a las cosas que amo de una forma u otra: una persona, un lugar, una comunidad, una causa benéfica… y es que al volcar todo mi ser en ello me siento en plenitud con todo cuanto me rodea y vuelvo a experimentar el verdadero poder del amor en todo su esplendor. De forma similar, siento que la naturaleza hace lo mismo: las plantas exuberantes se llenan de flores, los animales entretejen una red de elaborados cortejos y el propio medio natural parece derrochar abundancia para entregar lo mejor de sí hacia quienes decidan conectar con él. ¿No es acaso esto un acto de amor hacia los demás?

Durante esta época del año aprovecho para valorar y apreciar todo aquello que me hace crecer como persona. Trato de reconocer los pequeños placeres de la vida y dedicarles atención plena cuando estoy disfrutando de ellos: un paseo bajo la luz de la Luna, una comida deliciosa, una noche de sexo apasionado, el aroma embriagador de las flores, la calidez del abrazo de un amigo, la sinceridad de una conversación, una siesta de varias horas, los rayos del Sol calentando mi piel… al fin y al cabo, todo acto de amor y placer es un ritual en sí mismo. También aprovecho para destacar lo bueno de las personas que me rodean y hacerles conscientes de ello. Creo que en una sociedad donde sólo se destaca lo negativo, comentar a los demás sus virtudes y valorarlas positivamente es un acto de empoderamiento que debería hacerse mucho más a menudo.

Para atraer a mi hogar la esencia de Beltane, suelo decorar el altar con flores y plantas naturales. El resto de elementos que dispongo en el altar varían según lo que las energías de ese año me inspiren. Lo que sí que no pueden faltar son los aromas embriagadores: ya sea mediante aceites esenciales, flores frescas o plantas aromáticas, considero imprescindible que mi casa tenga durante estas fechas un olor agradable. Finalmente, suelo añadir unas cuantas velas rojas que al iluminar la estancia durante el anochecer crean una atmósfera que invita a entregarse al placer de los sentidos. ¿Qué más se puede pedir?

Una reflexión de Bóreos

Recuerdo varias celebraciones de Beltane, pero especialmente dos. En el 2005, mis amigos y yo nos reunimos para celebrarlo haciendo una excursión ascendiendo desde la Cala del Moral, un pueblo costero de Málaga, al arroyo de Totalán. Hicimos varias paradas haciendo varios ritos, pero el punto importante lo hicimos en un improvisado pero precioso altar que hicimos decorando un viejo árbol, con flores y otras cosas, entre las que estaba mi Libro de las Sombras. Allí hicimos un ritual en honor a Belenos, y acabamos todos abrazados, quizá sabiendo que días como ese difícilmente podrían repetirse.

Un año después repetimos la experiencia de acercarnos a la misma área, pero esta vez subiendo la ladera de una de las montañas. Fue muy divertido, porque mi amiga Raquel, como le habíamos dicho que se celebraba la unión o “boda” del Dios y la Diosa, vino arreglada como si fuese a una boda, con tacones, maquillaje y todo, y recuerdo ir subiendo el monte mientras ella despotricaba con palabras que no puedo escribir aquí, pero que como anécdota recuerdo con diversión y cariño. En aquella ocasión, la celebración terminó con un juego: nos íbamos tirando unos a otros un ovillo de lana, diciéndonos algo que nos gustaba de la otra persona o dándole las gracias por algo, hasta que se formaba una gran maraña que nos interconectaba a todos.

La celebración de 2018 también fue especial para mí. Iriome, una amiga que he visto poco pero aprecio muchísimo, acudió a Málaga conmigo para celebrar Beltane en el Cerro de la Tortuga, un lugar que antaño tuvo un gran sentido sagrado. Además de pasarlo muy bien con personas de diferentes ideas y prácticas, en un día ameno de campo disfrutando de un generoso pícnic, representamos la batalla de los reyes del Roble y del Acebo, simbolizando el paso al tiempo veraniego, una adaptación que hicimos a sabiendas que no es en este sabbat el más clásico para contar esta historia, pero que vino al pelo.

Si hay algo en común entre estos tres recuerdos, es que en ellos está presente uno de los significados más importantes de Beltane: la unión. Que este Beltane nos recuerde que aunque todos seamos diferentes, no debemos dejar que nuestras particularidades nos separen. Debemos estar juntos en la diversidad. Porque todos somos, unos de otros, igual de diferentes.

Una reflexión de Cris Nenúfar

En esta época del año, los días son aún más largos, el Sol calienta con más fuerza y vamos notando la cercanía del verano. Si nos fijamos en la naturaleza, es una época de explosión: abundan las flores, el polen danza con la brisa de la tarde, los pájaros cantan con más ardor y desde horas más tempranas, los insectos revolotean por doquier, el cielo es brillante y claro. Es la época del estallido de la vida, de la alegría, la tierra está preñada y en verano podremos alimentarnos con las frutas estivales.

Llega la época de las hogueras, del culto al gozo, al placer, a la sexualidad. De celebrar a la Diosa Amante, y su unión sagrada con el Dios Astado. Y en la Tradición de la Diosa, el eje de la amante lo rige Epona. Nuestra amante nos trae uno de los aprendizajes más importantes que debemos asimilar las gentes de la Diosa. Y es a vivir desde el gozo. Tenemos a nuestras espaldas siglos de catolicismo opresor, en el que se nos ha inculcado que esto es un valle de lágrimas, que aquí se viene a sufrir, porque el gozo llegará en la otra vida. Siglos de dogmas acerca de la resignación, del dolor, de ofrecer el sufrimiento a Dios. Y siglos, por supuesto, de control sobre nuestros cuerpos, sobre nuestra sexualidad, y sobre el placer físico. En especial sobre el de las mujeres, quienes según las normas cristianas no pueden gozar del sexo ni siquiera con sus maridos, y se las enseña que su menstruación es sucia, pecaminosa, y debe ser ocultada.

Pero esto no siempre fue así. Y Epona viene a recordárnoslo. Nos dice que nuestros cuerpos son hermosos y están hechos para disfrutar, que tenemos derecho al gozo en esta vida, y que nos hemos ganado ese derecho sencillamente existiendo. Que la menstruación es poderosa y sagrada y que todo acto de placer, es un ritual en su honor. Todo acto de placer. De placer sexual, pero también cualquier otro que nos haga sentir dichosos/as. El placer del descanso, el placer de la risa, el placer de la comida, el placer de la caricia del sol sobre nuestra piel desnuda, el placer del ronroneo de un gato recostado a nuestro lado, el placer de un café con nuestras amistades, de una danza, de un abrazo en la cama con nuestra pareja, el placer de amarnos… Busca aquellas cosas que te hacen sentir bien, que disfrutas, y permítetelas.

Epona, además, nos encomienda otra tarea fundamental: «Ámate. Tal y como eres, ámate, ama tu risa, tu voz, tu cuerpo, tus dones, tus imperfecciones. Toma un espejo, y mírate en él con mis ojos. Porque eres suficiente, eres amado/a, eres importante. Enamórate de ti con la misma pasión con la que eres capaz de enamorarte de otras personas».

Epona es una diosa pancéltica. Es cierto que se la honró también aquí, pero no es autóctona. ¿Entonces por qué aparece en nuestra Rueda? Si en nuestra tierra le damos una patada a una piedra, aparecen media docena de Diosas Doncellas. Sin embargo, podemos recorrer la península de norte a sur, de este a oeste, y no hallaremos ninguna Diosa Amante autóctona. ¿Significa que en estas tierras nunca se la adoró? ¿Que no había ritos de fertilidad, que celebrasen el placer, el sexo, los orgasmos? Para nada. Significa que la llegada del cristianismo reprimió con tal brutalidad la sexualidad, y se esforzó tanto por eliminar cualquier rastro de culto al gozo –en todas sus vertientes– que aún no hemos logrado dar con Ella. La encontraremos, de eso estamos convencidas, y Su nombre volverá a ser cantado, y honrado. Y sus dones celebrados. Y nunca más podrán decirnos que este es un valle de lágrimas, porque a esta vida, hemos venido a disfrutar.


Gracias a Bóreos y Cris Nenúfar por animaros a participar en este proyecto y compartir vuestros pensamientos en torno a esta festividad. Sin vosotros, esto no hubiera sido posible. 

Y a ti, que has leído nuestras reflexiones sobre este Sabbat, te deseo un muy feliz Beltane. Si quieres descubrir el resto de entradas de Zona Arcana sobre esta festividad, puedes encontrarlas aquí.


Imagen de Morket en Pixabay.


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