La idea de representar el planeta Tierra dividido en cuatro direcciones es muy antigua. Se dice que el cuatro es el número de la manifestación porque hay cuatro direcciones utilizadas para orientarse en nuestro planeta y cuatro elementos que tradicionalmente se considera que lo componen.
Estas cuatro direcciones constituyen los cuatro puntos cardinales: norte, este, sur y oeste. Estos aparecen en nuestra vida de muchas formas: representados en la rosa de los vientos, en el navegador gps del coche, en el movimiento aparente de los astros por el cielo, en el desplazamiento de fenómenos meteorológicos o en la dirección de los vientos que los marineros aprovechan. Y es que, si tan presentes están actualmente en nuestras vidas, es debido a la importancia histórica que los puntos cardinales han tenido desde el pasado hasta el día de hoy.
Cuando se analizan los puntos cardinales desde el punto de vista de la práctica mágica, puede verse que han influido de forma notable en muchas culturas y tradiciones. Históricamente, los cuatro puntos cardinales se han personificado de muchas maneras. En Egipto fueron representados como los cuatro hijos de Horus, que sostenían el cielo en las cuatro esquinas de la Tierra, en el mundo grecorromano fueron los cuatro vientos, mientras que en la magia ceremonial se asocian las direcciones con los cuatro arcángeles. Y así, de muy diversas formas, han mantenido su importancia dentro de los ritos y ceremonias hasta el día de hoy.

Los cuatro puntos cardinales vs. los cuatro cuartos
Los cuatro puntos cardinales tienen una gran importancia en la creación de un espacio sagrado. Así, hay quien prefiere orientar sus altares en una u otra dirección para disfrutar de la luz del Sol y la Luna durante sus rituales o para aprovechar las energías del punto cardinal en cuestión. Pero el trabajo con los puntos cardinales va mucho más allá: cuando trazamos un círculo mágico, estamos creando un lugar sagrado entre los mundos, ubicado en un espacio que no es espacio y en un tiempo que no es tiempo. Si en el círculo mágico nos desligamos del plano físico y carecemos de referencias espaciotemporales, ¿cómo orientarnos simbólicamente en él?
La solución se encuentra en los cuatro cuartos. Estos constituyen los emplazamientos energéticos equivalentes a los cuatro puntos cardinales en el mundo físico. Es decir, existe un cuarto ubicado en el norte, otro en el este, otro en el sur, y otro en el oeste… y en general se denominan con el nombre de su punto cardinal. Cada uno de los cuatro cuartos tiene unas energías que lo hace idóneo para realizar ciertos trabajos e invocar a diferentes entidades asociadas a las cuatro direcciones. Así, tradicionalmente el norte se asocia a la Tierra, el este al Aire, el sur al Fuego y el oeste al Agua. Partiendo de esa base, podemos asociar a cada cuarto todas las correspondencias con las que deseemos trabajar, como colores, momento del día, estación, o herramientas mágicas.
¿Y si trabajamos con más direcciones?
La mayoría de las tradiciones existentes dentro del Paganismo que incorporan las direcciones en su práctica mágica o ceremonial lo hacen a través de los cuatro punto cardinales. Sin embargo, existen tradiciones que consideran algunas direcciones más. Por ejemplo, tanto la Tradición de la Diosa en Avalon como la Tradición de la Diosa en Iberia utilizan un esquema de nueve direcciones alineado con la rueda del año. Así, al norte, este, sur y oeste se le añaden el noreste, sureste, suroeste y noroeste, además del centro. Dado que no son cuatro direcciones, no tendría mucho sentido hablar de los cuartos, pero la esencia del concepto es la misma. Independientemente de su número, se trabaja con una serie de emplazamientos energéticos asociados a unas direcciones, cada uno de los cuales tiene asociadas unas correspondencias específicas y en el que se desarrolla un trabajo mágico determinado.
Invocando a los cuartos
Todo esto que os he contado es para plantear una pregunta que he escuchado con mucha frecuencia: ¿Sería correcto decir a una persona que se encargue de invocar a los cuartos durante un ritual? ¡Rotundamente no! Los cuartos son emplazamientos energéticos asociados a las direcciones físicas y, por tanto, no pueden ser invocados. Lo que sí puede invocarse, y normalmente se realiza en los cuartos, son entidades como las atalayas, los guardianes y los elementales.