Este mini ritual de Yule llamado la llama del fuego interior forma parte de una serie de entradas de Zona Arcana en las que se plantean pequeños rituales para cada una de las festividades de la Rueda del año utilizando una vela como elemento básico. Tanto si no te es posible celebrar el solsticio de invierno de forma habitual por falta de tiempo, como si estás buscando algún acto de poder para incorporarlo a un ritual más largo, este mini ritual de Yule es para ti.
Si estás buscando más ideas para tu celebración, en esta entrada tienes 50 actividades para realizar en Yule.
Objetivo del ritual
Conectar con nuestra propia luz interior en mitad de la oscuridad del solsticio de invierno.
Preparación y materiales necesarios
Para llevar a cabo este ritual es recomendable que erijas un altar de Yule, ya que así podrás conectar íntimamente con las energías de este momento de la Rueda del año. Además de los objetos y herramientas que utilices habitualmente en tus ceremonias, necesitarás lo siguiente:
- Ocho velas de té
- Una vela grande
- Un portavelas para la vela grande
- Aceite esencial a tu gusto
- Encendedor o cerillas
- Un abanico de plumas
- Una manta
Dispón las ocho velas de té formando un pequeño círculo en el centro de la habitación y enciéndelas. En el centro de dicho círculo, coloca la vela de mayor tamaño, el abanico de plumas y el aceite esencial.

Ritual de Yule: la llama del fuego interior
Una vez que tengas todo preparado, apaga todas las luces, sitúate frente a tu altar y dedica unos minutos a despejar tu mente de los pensamientos cotidianos. Centra tu intención y tus energías en el ritual que estás a punto de comenzar. Enciende las velas ocho velas de té y permanece un instante contemplando la atmósfera mágica que has creado.
Abre las ventanas para permitir la entrada del frío del invierno y, a continuación, puedes trazar el círculo mágico para contener y poder trabajar cómodamente las energías que se van a mover durante el ritual. También puedes realizar invocaciones que consideres necesarias: hay quien invoca a los Guardianes de los Elementos, al Dios y la Diosa, a sus guías o incluso a las divinidades que tenga asociadas a cada punto de la Rueda del año. Elegir a quién invocas y en qué orden es una decisión completamente personal.
Siéntate junto a tu altar y dedica unos minutos meditar sobre el invierno y lo que significa para ti. Esta es la estación más fría de las cuatro, en la que los árboles muestran sus ramas desnudas, la escarcha recubre todo con su manto plateado y la naturaleza descansa sumida en un profundo letargo. Esta es también la época más oscura del año porque los días son muy cortos en comparación con la longitud de las noches. Siente el frío aliento del invierno colándose por la ventana, surcando la habitación, acariciando tu cuerpo y haciendo titilar las ocho velas de té que has encendido.
Contempla el brillo de las velas que ilumina cálidamente toda la estancia antes de comenzar tu viaje hacia la oscuridad. Siéntate durante unos segundos enfrente de la primera vela, contempla su llama y piensa en un momento difícil o doloroso que hayas experimentado durante este año. Permítete recordarlo y sentirlo de nuevo mientras apagas la vela con el abanico o con un ligero soplido. Repite esto con cada una de las siete velas restantes. Con cada vela que se apaga, visualiza cómo la luz va perdiendo fuerzas, dando paso a la oscuridad creciente. Detente cada
Cuando llegues a la última vela, contempla la estancia tenuemente iluminada y, con un último suspiro, apágala. Abraza las energías de la noche de solsticio de invierno, sintiendo cómo el frío que se cuela por la ventana y la oscuridad reinante te rodean por completo. Si así lo necesitas, envuélvete en la manta para evitar resfriarte.
¿Qué pensamientos rondan tu mente, ahora que no puedes ver nada?
¿Qué te inspiran el frío y la oscuridad de la noche más oscura del año?
¿Cómo te han afectado estos momentos difíciles que han venido a ti?
¿Qué lección personal puedes extraer de este viaje en solitario hacia la oscuridad?
Permanece unos minutos meditando en silencio afrontando la cara oscura del invierno. Cuando te apetezca, puedes emprender el camino de regreso hacia la luz.
Toma entre tus manos la vela de mayor tamaño que se encuentra situada en el centro del círculo de velas, ahora apagadas. En mitad de la oscuridad, acércala durante unos instantes a tu corazón con la intención de transmitirle tu propia luz, esa chispa que todos tenemos en nuestro interior. Esa luz que nos ayuda a iluminar los momentos más oscuros y a hacer frente a la adversidad. Si lo deseas, puedes ungirla con algún tipo de aceite esencial de tu agrado para darle mayor poder.
Ahora, colócala de nuevo en el centro del círculo y enciéndela. Contempla la llama, que arde con tu propia luz interior, irradiando un tenue resplandor. Esta es la luz con la que recibes al solsticio de invierno, que ilumina la noche más oscura del año, manteniendo viva la esperanza y recordándonos que por muy larga y oscura que sea la noche, siempre vuelve a amanecer. Dedica unos instantes a reflexionar sobre la importancia de cuidar y mantener esa chispa de luz que se encuentra en nuestro corazón… y de compartirla con los demás en tiempos difíciles.
Y recordando que no es necesario dejar de brillar para compartir nuestra propia luz, enciende cada una de las ocho velas utilizando la llama del fuego interior que arde en el centro del círculo. En esta ocasión, al encender cada vela, céntrate en rememorar y sentir un momento agradable o importante para ti que hayas experimentado a lo largo del último, alimentando su llama con las energías de dicho momento. A medida que las vayas encendiendo, visualiza cómo la luz retorna a la estancia, de la misma forma que retorna a la naturaleza a partir del solsticio de invierno.
¿Cómo te sientes, ahora que ha regresado la luz?
¿Qué importancia tienen la luz y el calor en la noche más oscura del año?
¿Cómo te impulsan los buenos momentos vividos a seguir adelante?
¿De qué forma puedes compartir tu propia luz con los demás?
Una vez que estén las ocho velas encendidas, extiende tus manos sobre el círculo de velas que has creado, deleitándote con su luz y calor en la noche más larga y fría del año. Recuerda que, por muy compleja que pueda volverse en ocasiones nuestra vida, siempre podrás conectar con tu luz interior y apoyarte en los buenos momentos para reunir fuerzas y salir adelante. Cuando necesites un poco de luz en tu vida, recuerda encender la llama del fuego interior que has creado en este ritual.
Para terminar, despide a las entidades que hayas invocado al comenzar y abre el círculo, si lo has trazado, para permitir que las energías contenidas durante el ritual fluyan y se dispersen. Come algo dulce para volver a conectarte con la tierra y después apaga todas las velas que hayas encendido, excepto la que contiene la llama del fuego interior, que puedes mantener encendida durante toda la noche para dar fuerzas al Sol.
¡Feliz Yule!
Nuhmen Delos ~
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Foto de Nuhmen Delos para Zona Arcana.
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